jueves, 5 de noviembre de 2009

Recuerdos Criollos

Por El Búho
Diario Trome


Este Búho recuerda los 31 de octubre de mi niñez. Eran mediados de la década de los 70 y la música criolla mandaba en Lima. Las fábricas de discos como IEMPSA inundaban el mercado de placas de músicos criollos: El 'Zambo' Cavero, "scar Avilés, la gran Lucha Reyes. Ir a comprar un disco era todo un ritual. Mi tío Kike nos llevaba al Jirón de la Unión, sin ambulantes, limpiecito, con grandes tiendas como Sears, Oeschle o Monterrey. Pero lo que nos atraía como moscas a la miel eran las tiendas donde se ofertaban discos de vinilo. Eran gigantescas, como la de Héctor Roca. Tenían muchos vendedores y ¡cabinas para probar los discos! Tú pedías el de tu preferencia para escucharlo, te lo ponían en un tocadiscos tras del mostrador y lo escuchabas en una cabina con acústica. Solo escuchabas la música que querías. Mi tío pedía varios de música criolla. Lucha Reyes, Edith Barr, Los Kipus, Verónika, Cecilia Bracamonte, "scar Avilés o el 'Zambo' Cavero.

Es cierto que el gobierno militar alentaba nuestra música, pues en los canales había programas que dedicaban varias horas a la difusión de los valses y música afroperuana. También en las radios rayaban los valses y festejos. En 'La peña Ferrando', la principal atracción era Lucha Reyes, 'La morena de oro del Perú'. Por eso, muchos lloraron cuando murió -coincidencias de la vida- un 31 de octubre. Ese día, las radios en conjunto propalaron el tema premonitorio 'Mi última canción'. Me acuerdo que se hizo una tremenda cola en la tienda de discos en Luis Braille, frente al Cine Mirones, para comprar el 45 rpm. 'Esta será, tal vez, mi última canción...', cantaba la gran morena que tuvo una vida muy sufrida, con muy mala suerte para los hombres, como la gran Edith Piaf, el 'Gorrioncito de París'. Su entierro fue multitudinario y Lucha Reyes vendió más placas que James Brown y su 'Sex machine' o 'Rabito' con 'Amarte, amarte una vez más'.

Esos años maravillosos se me vinieron a la memoria cuando mi hija llegaba de su actuación del nido, donde hubo minifestival gastronómico criollo y ella bailó festejo. Pero en su cama tenía su disfraz de 'abejita y su calabaza' para salir al oscurecer en la hora embrujada de Halloween. Ellos viven otras épocas, pero es mejor que se acostumbren a convivir con armonía con nuestras raíces y el divertido ¡¡Halloween!! Apago el televisor.

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