miércoles, 14 de julio de 2010

Caballero del criollismo


PARTIDA. Adiós a Rafael Matallana

Sábado 10 de Julio del 2010
El Comercio

Temprano, Rony Zuzunaga había lanzado lo que parecía ser un pedido contra el olvido: “Recomiendo a las nuevas generaciones a que ingresen a You Tube para que vean quién era este criollo que nos acaba de dejar”. Y le hicieron caso. Uno ingresa al portal de Internet y encuentra mensajes como estos en los videos de sus presentaciones: “Maestro Rafael Matallana. Q.E.P.D. Es un día triste para la música criolla. ¡Seguiremos en la resistencia criollísima! Nunca olvidaremos tu legado”. La firma es de Pregonero, curioso si pensamos en la invocación del colega del “Caballero de la Canción Criolla”.

“La familia quiere que las exequias se realicen en estricto privado, tal como Rafael lo había dispuesto. Creo que debemos recordarlo como el gran cantante que era, como el “Caballero de la Canción Criolla””, ha dicho Zuzunaga. Y sí, desde que falleció Matallana, el jueves 8 de julio a los 79 años, rodeado por familiares y amigos, y víctima de una serie de dolencias, el mensaje parece ser uno solo: recuérdalo como fue en vida. Porque su velorio, realizado ayer, fue llevado a cabo en privado. Y su entierro, que sería hoy, se maneja con total hermetismo.

Entonces solo nos queda revivir al maestro a través de los discos e Internet. Y allí aparece otra vez el hombre que se hizo célebre por interpretar éxitos como “Esta es mi tierra” y “Alejandrina”. “Hay mucha tristeza en el país por la muerte de Matallana y, sobre todo, entre los verdaderos compositores, entre los que lo quisimos por ser el más entendido y maestro de todos los ritmos, no solo de valses. Cantaba con la misma gracia festejos, valses picados o huainos, era el cantante más completo que ha tenido el Perú”, ha reseñado Augusto Polo Campos. Y sí, hay pena, mucha, por la partida del “Caballero de la Canción Criolla”.

Bájese aquí un disco del recordado Rafael matallana
Rafael Matallana - por José serván
 

 

 

domingo, 11 de abril de 2010

LA REINA Y SEÑORA I y II

Trome
04 de abril de 2010
Por El Búho

Este Búho no podía dejar de escribir sobre Jesús Vásquez. Con la muerte de doña Jesús acaba una época de oro del criollismo peruano. Porque en 1939, cuando una bella jovencita de 19 años fue elegida 'Reina y señora de la canción criolla', y lo era en el sentido literal de la palabra, el criollismo era la 'música oficial' de Lima. No había televisor, las radios hoy desaparecidas como 'Goycochea' y 'Greyeaux' eran verdaderas salas de concierto en turnos de mañana, tarde y noche. Los artistas criollos cantaban en vivo. Muchos tenían que regresar a la radio para trabajar en esos horarios. Una de ellas, la mejor, era Jesús Vásquez. La coronaron en el teatro 'Apolo' y su foto estaba en las primeras planas de los diarios. El pueblo se agolpaba en las radioemisoras, el medio de comunicación más poderoso. Allí, la cantante labró su inmensa fama interpretando al más grande compositor del género, Felipe Pinglo Alva, y joyas como 'El plebeyo' se inmortalizaron con su voz en un filme hoy de culto: 'El gallo de mi galpón'. Allí el pueblo pudo ver a su estrella en los cines. Empieza a trabajar en grandes emisoras como Radio Nacional, Radio Victoria y Radio Lima.

Cuando firma con un sello internacional, Odeón, doña Jesús se vuelve una figura de talla continental, comparte escenarios con los grandes mexicanos Pedro Infante y Pedro Vargas, Los Panchos, Celia Cruz y la Sonora Matancera, Libertad Lamarque y Raphael. Hay una anécdota que circuló en la Lima chismosa de los 50: el todopoderoso dictador Manuel A. Odría se había fracturado la cadera. Todo el Perú se preguntaba cómo tuvo el accidente. Voceros de Palacio dijeron que montando un caballo de paso. Pero según otras fuentes, el general, quien no ocultaba su admiración por el pisco puro fino que le traía desde Chincha el siniestro director de gobierno, Alejandro Esparza Zañartu, se accidentó al resbalar por corretear a 'La reina de la canción' por todo el salón, pues llegó invitada a cantar en una función privada para el presidente y sus amigotes, a quienes retrata magistralmente Mario Vargas Llosa en 'Conversación en la catedral'. Me quedé corto con la vida de esta estrella de la canción. Mañana continúo. Apago el televisor.

Trome
05 de abril de 2010
 
Este Búho recordaba anécdotas de la gran Jesús Vásquez, como esa en que el dictador Manuel Odría se quiso aprovechar de la guapa cantante cuando visitó la casa presidencial de verano ubicada en La Perla, en el jirón Arica y la Costanera, que hasta hoy existe. La artista dignamente eludió al dictador que cayó de bruces y se fracturó la cadera. Esa mandada le pudo costar la Presidencia porque durante su convalecencia, su socio golpista, el general Zenón Noriega, pretendió darle un golpe de Estado. Mi tío Edgardo Marca, gran admirador y asiduo concurrente a sus shows, se sabía todas esas anécdotas porque Jesús Vásquez tenía un gran jale con los hombres. Muchos perdieron la cabeza por ella, pero 'La reina' era como la protagonista de 'La condesa descalza', Rita Hayworth, que hace de una actriz española en Hollywood y que se negaba a darle bola a varios millonarios y se metía con quien le dictaba su corazón y no se fijaba en billeteras.

Polo Campos cuenta que quiso casarse con ella, pero la criolla estaba muy enamorada de un jefe de la policía que le mandaba patrulleros para que la movilicen a sus presentaciones. Le escribía canciones, le mandaba rosas pero, según confiesa el compositor, ella no terminó con el policía. En momentos en que la música popular tiene exponentes que no solo cantan, sino hacen negocios, talleres de mecánica, panetones, 'fiestas de aniversarios' o cachuelean en programas concursos como jurados, la imagen de Jesús Vásquez se yergue como una mujer entregada totalmente al canto. Sin importarle aquellos que la criticaban por el poco apego a tener propiedades o lujos, salvo, eso sí, estar bien maquillada y con buena ropa, hasta anciana. Como bien señala el 'Cholo' Luis Abanto Morales: 'ella a veces no cobraba, porque malos empresarios se aprovechaban, pero no se iba a su casa, cantaba igual. Una noche, en Los Ángeles, cantó y me dijo: 'Me tengo que ir a Lima para llegar a la procesión. Cobra por mí', y se fue. Porque era profundamente devota del Señor de los Milagros, ya que nació a pocas cuadras de Las Nazarenas, en el barrio de Pachacamilla. Pero el empresario tramposo no le pagó. Así era ella'. El homenaje de la OEA lo tuvo bien merecido, como la pensión que le dio el gobierno de Alan García, su gran admirador, hay que reconocerlo. Aunque durante su velorio desentonó cantando 'Milagro'. Más que criollo, parecía Pavarotti por su volumen, pero debió recordar que había una matanza de mineros en Arequipa y su lugar debía estar en otro lado. De la guardia vieja, estaban Esther Granados, Polo Campos y "scar Avilés. Figuras emblemáticas de un criollismo que muere físicamente, pero perdurará en el recuerdo. Como la gran 'Reina y señora de la canción criolla'. Apago el televisor.